Economía de Mesopotamia
La tierra y el agua fueron los principales recursos, proporcionando
abundantes pastos y una próspera agricultura. Los habitantes de
Mesopotamia dispusieron de una gran variedad de animales como alimento.
Las estepas estaban pobladas por gacelas, gamos y onagros. En las
montañas había ciervos, jabalíes, tigres, leones, osos y cabras
salvajes. Hacia el 6500 a.C., ovejas, cabras, cerdos y vacas están en la
dieta de las gentes de Mesopotamia. No será hasta finales del III
milenio a.C. cuando el caballo y el camello sean domesticados.
Las condiciones del terreno eran, pues, favorables para la subsistencia y el incremento de las poblaciones. Hace aproximadamente unos 10.000 años, los pequeños grupos nómadas que viven de la caza, la pesca y la recolección comienzan a experimentar con nuevas formas de subsistencia, a conocer el ciclo de las plantas y a domesticar animales, un proceso acumulativo que está en el origen de la civilización.
El cultivo de plantas como el trigo y la cebada y la cría de animales significaba disponer de comida durante todo el año, independientemente de las estaciones. Hacía innecesario, también, desplazarse siguiendo a las manadas, pudiendo ahora vivir en poblados permanentes. Ahora las casas debían ser construidas para durar más, empleando ladrillos de barro. Y era necesario fabricar más utensilios: azadas para trabajar la tierra, morteros para moler el grano, hoces para recoger la cosecha... En unos pocos milenios, los grupos de cazadores-recolectores, cuya forma de vida se había desarrollado durante millones de años, fueron sustituidos por los poblados.
La aparición de la agricultura supuso grandes cambios. A partir del 8.500 a.C. la sedentarización se extiende por el Oriente Próximo. Lugares como Jericó, Shanidar, Zawi Chemi, Karim Shefir, Cayönü, Jarmo y otros presentan grandes avances en la agricultura y las técnicas materiales. En la meseta de Anatolia, Hacilar, Suberde y Can Hasan muestran un alto grado de civilización, pero el asentamiento más grande y mejor conservado es Çatal Huyuk...
Las condiciones del terreno eran, pues, favorables para la subsistencia y el incremento de las poblaciones. Hace aproximadamente unos 10.000 años, los pequeños grupos nómadas que viven de la caza, la pesca y la recolección comienzan a experimentar con nuevas formas de subsistencia, a conocer el ciclo de las plantas y a domesticar animales, un proceso acumulativo que está en el origen de la civilización.
El cultivo de plantas como el trigo y la cebada y la cría de animales significaba disponer de comida durante todo el año, independientemente de las estaciones. Hacía innecesario, también, desplazarse siguiendo a las manadas, pudiendo ahora vivir en poblados permanentes. Ahora las casas debían ser construidas para durar más, empleando ladrillos de barro. Y era necesario fabricar más utensilios: azadas para trabajar la tierra, morteros para moler el grano, hoces para recoger la cosecha... En unos pocos milenios, los grupos de cazadores-recolectores, cuya forma de vida se había desarrollado durante millones de años, fueron sustituidos por los poblados.
La aparición de la agricultura supuso grandes cambios. A partir del 8.500 a.C. la sedentarización se extiende por el Oriente Próximo. Lugares como Jericó, Shanidar, Zawi Chemi, Karim Shefir, Cayönü, Jarmo y otros presentan grandes avances en la agricultura y las técnicas materiales. En la meseta de Anatolia, Hacilar, Suberde y Can Hasan muestran un alto grado de civilización, pero el asentamiento más grande y mejor conservado es Çatal Huyuk...
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